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El retrato de Dorian Grey

By septiembre 2, 2012octubre 2nd, 2016Libros, literatura y fragmentos

una simpatía ética en un artista constituye un amaneramiento imperdonable de estilo

 


«El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al artista es la finalidad del arte. […]

Los que encuentran bellas intenciones en cosas bellas, son cultos. A éstos les queda la esperanza. Existen los elegidos para quienes las cosas bellas significan únicamente belleza. Un libro no es, en modo alguno, moral o inmoral. Los libros están bien o mal escritos. Esto es todo. […]

Ningún artista tiene simpatías éticas. Una simpatía ética en un artista constituye un amaneramiento imperdonable de estilo. Ningún artista es nunca morboso. El artista puede expresarlo todo. Pensamiento y lenguaje son, para el artista, instrumentos de un arte. Vicio y virtud son, para el artista, materiales de un arte. Desde el punto de vista de la forma, el modelo de todas las artes es el del músico. Desde el punto de vista del sentimiento, la profesión de actor.

Todo arte es, a la vez, superficie y símbolo. Los que buscan bajo la superficie, lo hacen a su propio riesgo. Los que intentan descifrar el símbolo, lo hacen también a su propio riesgo.

Es al espectador, y no la vida, a quien refleja realmente el arte. La diversidad de opiniones sobre una obra de arte indica que la obra es nueva, compleja y vital. Cuando los críticos difieren, el artista está de acuerdo consigo mismo.

Podemos perdonar a un hombre el haber hecho una cosa útil, en tanto que no la admire. La única disculpa de haber hecho una cosa inútil es admirarla intensamente. Todo arte es completamente inútil.»

Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray, 1890.


etdk@eltornillodeklaus.com